Noticia publicada por Visión Amazonía.
Las quemas de los bosques naturales de la Amazonía aumentan en temporada seca, entre octubre y marzo cada año.
Con el fuego, agricultores y ganaderos buscan despejar un terreno para hacer un uso específico de él. Cada año, los incendios forestales afectan a un promedio de 42 mil hectáreas; y en 2018 las quemas causaron más pérdida de bosque que la misma deforestación.
Las quemas de los bosques, además de ser ilegales, pueden causar un daño irreversible en el suelo y ocasionar enfermedades a las comunidades de las zonas impactadas.
Por ello es necesario que las personas que utilizan las quemas como preparación del terreno para siembras y pasturas entiendan que las quemas tienen consecuencias serias para el medio ambiente y la biodiversidad: en lugar de liberar el suelo para nuevas siembras, pueden causar un daño irreversible en el suelo y en su calidad para la agricultura, sin contar con la eventual desaparición de especies.
Además, las quemas ponen en riesgo la seguridad de los pobladores de las zonas impactadas. El humo de los incendios forestales es una mezcla de gases y partículas finas que provienen de los árboles y de otros materiales de las plantas expuestas al fuego. Esto lastima los ojos e irrita las vías respiratorias, y afecta al corazón y los pulmones, incrementando el riesgo de asma y cáncer.
Las autoridades le hacen un seguimiento constante a la temperatura de los bosques a través de imágenes satelitales. Esto le permite saber el tiempo real si se están realizando quemas en los bosques. Los delitos en contra del medio ambiente son castigados con penas entre 2 y 6 años de cárcel y multas de hasta 10mil salarios mínimos, según la ley 599 de 2000.