- Con estos, se busca consolidar en la región una economía que tenga lo forestal como centro dinamizador.
- Se trata de tres incentivos: el Incentivo Forestal Amazónico, el Instrumento para la Transformación Productiva Sostenible y el Instrumento Financiero Verde.
- Ayudan a fabricar economías legales que permitan que la comunidad se beneficie del capital natural.
Noticia publicada por Visión Amazonía.
En aras de reducir la deforestación, el programa REM Visión Amazonía cuenta con una estrategia de incentivos para la conservación que surge de un objetivo urgente: consolidar en la región amazónica una economía que tenga lo forestal como centro dinamizador.
“Los incentivos a la conservación del bioma amazónico tienen que ver con muchas perspectivas; para ello, contamos con el Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono, que permite saber cuándo, cómo, dónde y en qué medida está sucediendo la deforestación. Con esta información, podemos conocer la pertinencia y la efectividad de cada instrumento que estamos aplicando”, afirma José Yunis Mebarak, coordinador general de Visión Amazonía.
Esto es importante, pues el bioma amazónico, que representa entre el 44 y el 46 % del territorio colombiano, tiene como mayor amenaza la deforestación. Desde el 2017, cuando esta tuvo un aumento súbito, se estableció un programa de choque para contener el fenómeno.
Para ello, se estratificaron las zonas del bioma amazónico según la deforestación encontrada en el Sistema de Monitoreo. Las zonas de deforestación alta tienen en pie solo hasta el 30 % de su bosque; las de deforestación media, hasta el 50 %, y las de deforestación baja, hasta el 70 %.
Sobre esta base, operan y se priorizan los tres incentivos a la conservación: el Incentivo Forestal Amazónico, el Instrumento para la Transformación Productiva Sostenible y el Instrumento Financiero Verde. Estos incentivos, en los que participan el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, se implementan a través de tres aliados naturales en esta tarea de conservación: la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico (CDA), la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia (Corpoamazonia) y la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Macarena (Cormacarena).
El Incentivo Forestal Amazónico se aplica en zonas de baja intervención, donde todavía hay mucho bosque y es necesario fabricar economías legales que permitan que la comunidad presente se beneficie de ese capital natural.
Para eso, es necesario mantener una mirada integral, no solo de la deforestación, sino de todo el sector forestal. En este sentido, el programa Visión Amazonía, a través de su pilar de Gobernanza Forestal, fortalece los llamados Núcleos de Desarrollo Forestal, que son áreas localizadas en frentes de colonización donde hay una importante cultura forestal, a pesar de los acelerados procesos de deforestación.
Es decir que, en estas áreas, hay mercados de productos maderables y no maderables con oportunidades de crecimiento. No obstante, es necesario formalizar allí la propiedad y el cierre de la frontera agropecuaria.
El punto de partida para lograrlo son las comunidades presentes en el territorio y su compromiso para construir consensos que permitan frenar la deforestación y dinamizar procesos comunitarios por medio de los Núcleos de Desarrollo Forestal.
Así pues, el Incentivo Forestal Amazónico es un instrumento para implementar estos núcleos. Se trata de un reconocimiento económico voluntario y transitorio diseñado a tres años, que es adicional a los recursos que ya perciben los campesinos situados en estos focos de deforestación.
De este incentivo pueden beneficiarse personas que tengan bosques y que consideren que el aprovechamiento forestal es una actividad económica rentable; es decir, usuarios que estén interesados en apalancar proyectos de manejo forestal comunitario y que estén dispuestos a conservar el bosque en pie. Cabe resaltar que se puede participar de forma individual y colectiva.
El 10 % del incentivo se puede destinar a gastos administrativos de las JAC y el 5 %, al capital de trabajo para los centros de transformación de productos maderables y no maderables. El resto se puede emplear para regeneración natural, enriquecimiento de los bosques y mejoramiento de ámbitos como vivienda, educación, energías alternativas, saneamiento básico, etcétera.
La meta es beneficiar a 600 familias con un monto global aproximado de $7.000 millones. Asimismo, el máximo valor a pagar por año es de $3’600.000.
Los otros dos incentivos, liderados por el pilar de Desarrollo Agroambiental, buscan insertar a los productores de la región amazónica a las cadenas de producción de manera competitiva.
El Instrumento a la Transformación Productiva Sostenible fue el primero de ellos. Se desarrolló hace más de dos años, de manera conjunta, por Visión Amazonía y por Finagro, con el propósito de potenciar la reconversión ganadera de carne y leche para pequeños productores.
Se trata de un crédito ordinario que se maneja a través del Banco Agrario, con unos incentivos a la tasa, a la liberación de áreas, a la conservación del bosque y a una asistencia técnica especializada. El plan piloto cuenta con 104 fincas: 60 en Caquetá y 44 en el Guaviare.
Por su parte, el Instrumento Financiero Verde es un beneficio económico que se entrega al pequeño productor agropecuario que invierte en sistemas productivos de la región amazónica. Para ello, se cuenta con distintas líneas de crédito, relacionadas con temas como la reconversión ganadera de carne y leche, los sistemas agroforestales, los productos no maderables del bosque, las plantaciones forestales compactas nativas o probadas en la región, entre otros.
El crédito va hasta $24 millones, según la capacidad de pago. En este convenio con el Banco Agrario, Visión Amazonía aporta hasta el 50 % del valor del crédito, incluyendo la asistencia técnica.
Asimismo, el instrumento cuenta con un monto total de $24.000 millones ($12.000 millones de Banco Agrario y $12.000 millones de Visión Amazonía) para beneficio de entre 1.200 y 1.300 familias. Igualmente, es preciso resaltar que, en el marco de este crédito, se debe cumplir con los acuerdos de conservación y con el plan de asistencia técnica especializada. De esta manera, se garantiza tanto el empoderamiento económico de las comunidades, como la protección de los bosques de la región.