Por. Yezid Beltrán Barreiro
Noticia publicada por Visión Amazonía.
Pueden señalarse los árboles alimentarios como las especies nativas que aportan de manera importante a la seguridad alimentaria de parcelas campesinas y chagras indígenas, pero que progresivamente se han perdido como cultivos, debido al desconocimiento de sus propiedades y al cambio en hábitos de consumo de las nuevas generaciones, reemplazándolos por alimentos procesados que además de contener sustancias conservantes nocivas para la salud, en su gran mayoría, no tienen la calidad alimentaria esperada.
Muchas de estas especies originarias algunas de los centros de biodiversidad de la región andino- amazónica, durante miles de años se han constituido como fuente fundamental de la seguridad y calidad alimentaria de los pueblos indígenas de la Amazonía colombiana y recientemente de comunidades campesinas, que por lo factores señalados no se incorporan a las dietas regionales.
Las chagras de los pueblos indígenas de esta región son modelo referente del manejo integral de la seguridad alimentaria, espacio donde se siembran muchas especies en 1 ó 2 hectáreas, en rastrojos o bosque primario, utilizando el sistema de socola, tumba y siembra, con especies de ciclo corto: yuca, ají, piña, cocona y tabaco y arboles alimentarios de mediano y largo plazo.[1]
La chagra cosechada durante 5 a 6 años es abandonada para plantar una nueva, repitiendo el ciclo varias veces, estableciendo una sucesión de predios, de manera que después de 15 o 20 años se regresa a la parcela original, aprovechando la oferta de árboles maduros, después de un largo periodo de descanso y recuperación de la fertilidad natural.
Todas estas especies sembradas o aprovechadas desde la oferta del bosque, ofrecen múltiples beneficios: brindan frutos, alivian enfermedades, contribuyen a las dietas diarias, dinamizan las economías locales y son altamente aprovechables desde sus frutos, hojas, tallo, semillas y raíces.
En tiempos en los que la pandemia por el Covid-19 ha afectado las economías de todo el mundo y millones de personas perdieron el empleo o tuvieron que cerrar sus negocios, tener el sustento necesario para alimentarse bien y mantener la salud ha sido un reto, pero la naturaleza ofrece una alternativa, no solo para las comunidades locales, sino para diversificar dietas y abastecer de nutrientes a poblaciones más grandes.
Estas especies nativas son los árboles alimentarios que han sido cosechados durante mucho tiempo por poblaciones locales, de diversas formas. Su potencial es grande y es momento de regresarlos a chagras y parcelas como una solución basada en la naturaleza para los desafíos del desarrollo sostenible y el ambiente.
A continuación, 5 razones para implementar los “árboles alimentarios”:
1. Porque su composición permite aprovecharlos más y mejor
Plantas con altos contenidos de proteínas, grasas, aceites y vitaminas, a menudo no son completamente reconocidas por sus beneficios nutricionales. Ejemplo de ello son las palmas, especies con alta oferta natural en la Amazonia, entre ellas la canangucha o moriche (Mauritia fllexuosa), azaí, (Euterpe sp.) y seje o milpesos (Oenocarpus bataua), consumidas por la mayoría de pueblos indígenas, pero su oferta natural no es aprovechada por las comunidades campesinas.
2. Porque su consumo puede ayudar a prevenir enfermedades
Los árboles alimentarios pueden contribuir a diversificar dietas saludables, proporcionando vitaminas y minerales esenciales. Plantas como camu- camu (Myrciaria dubia) y acerola (Malpighia glabra) registran contenidos de vitamina C muy superiores a otras especies, con igual situación en el caso en el caso de la vitamina A en la palma de canangucha o moriche (Mauritia fllexuosa).
3. Porque ayudarían a prevenir el retraso del crecimiento en los niños y a luchar contra el hambre
El retraso del crecimiento es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el crecimiento y desarrollo deficientes que experimentan los niños como resultado de una mala nutrición. Esta condición que según la OMS afecta a más de 160 millones de niños menores de 5 años, podría ayudar a prevenirse con una mejor nutrición, desde la oferta de los arboles alimentarios y del bosque, y no de los alimentos procesados. Media hectárea de chontaduro o cachipay (Bactris sp.) garantiza la cosecha diaria de un palmito para la nutrición familiar y el empleo de los sub productos en especies menores.
4. Porque los necesitamos para incrementar la oferta mundial
La OMS y las agencias de alimentos de la ONU estiman que más de 800 millones de personas no obtienen suficientes alimentos para comer y que más de 2 mil millones de personas experimentan deficiencia de micronutrientes, algo que se denomina “hambre oculta” en todo el mundo.
Buena parte de esta situación se puede superar con otros árboles esenciales que crecen en la región amazónica de Colombia, entre ellos nueces como las castañas del Amazonas (Bertholletia sp.), el agüire, inchi o tacay (Caryodendron sp.), el marañon (Anacardium sp.), o endulzantes como el ucuye (Macoubea sp.), medicinales como la uña de gato (Uncaria sp.) o el sangregao (Croton sp) y frutas varias como la uva caimarona, el umarí, caimos y chirimoyas que diversifican la dieta de sus pobladores.
5. Porque el momento es ahora
El 2021 es el Año Internacional de las Frutas y Hortalizas; por lo tanto, es el momento oportuno para llamar la atención sobre el potencial de los árboles alimentarios y sus contribuciones a las dietas de millones de pobladores rurales del mundo. Los árboles nativos, especialmente los que proporcionan alimentos y son preferidos por las comunidades forestales, tienen un papel central que desempeñar.
Los árboles alimentarios nativos son intrínsecos al Objetivo de Desarrollo Sostenible- ODS 2: Hambre Cero, cuyo objetivo es acabar con todas las formas de hambre y malnutrición, y al ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres, cuyo objetivo es revertir la degradación de la tierra y detener la pérdida de biodiversidad.
Se puede considerar una propuesta para la región amazónica de Colombia, donde la siembra de únicamente 1 hectárea en predios ganaderos en proceso de reconversión, aportarían al menos 30- 40 mil hectáreas para seguridad alimentaria, restauración, secuestro de carbono y cumplimiento de la meta de siembra de árboles.
La tarea exige la construcción de grandes viveros, diseños de modelos para las regiones, asistencia, y líneas de crédito verdes, entre otras herramientas que permitirían que los “arboles alimentarios” ayuden al alcanzar objetivos de nutrición y de seguridad alimentaria.
Nota del autor: Artículo adaptado de la publicación de Los Bosques en las Noticias. (https://forestsnews.cifor.org/71780/5-razones-para-poner-a-los-arboles-alimentarios-en-el-foco-de-la-agenda-de-desarrollo?fnl=es&ct=t(CIFOR_ICRAF_Spanish_Newsletter_Marzo_2021)
[1] https://repositorio.sena.edu.co/bitstream/handle/11404/2642/Manejo_de_las_chagras.pdf?sequence=1&isAllowed=y