Los dos campesinos decidieron cambiar de cultivo para poder vivir en paz y cuidar su territorio.
Noticia publicada por Visión Amazonía.
Cuando Luider Rivas y Martha Cedeño sintieron el potente ruido de las avionetas fumigando sus cultivos de uso ilícito, tuvieron que salir corriendo, sin dinero en los bolsillos y lo peor, sin tierra para trabajar.
Esta pareja de campesinos, dedicada por años a la agricultura, aceptaron un día cultivar coca, creyendo que la situación de su familia mejoraría y, por el contrario, perdieron todo lo que tenían.
Lamentablemente, la historia de Luider y Martha se repite en muchas familias de campesinos de la Amazonía y del resto del país, quienes, ante los embates del conflicto armado interno colombiano, deciden acudir a prácticas ilegales para generar mayores ingresos a sus familias, aun cuando estas causen daños enormes en su propio territorio y en su gente.
Los cultivos de uso ilícito son un delito en Colombia. Los promotores y financiadores de estas actividades ilegales hacen ver esta actividad como un negocio aparentemente rentable que, lamentablemente termina afectando la tranquilidad de los habitantes. Además, los cultivos de coca son considerados uno de los principales motores de la deforestación, que acaban con ecosistemas, bosques, plantas, animales y fuentes hídricas.
Fue así, en condiciones adversas, que la familia Rivas Cedeño supo que ya era momento de buscar otro medio de sustento para su familia, radicada en el Caquetá, una región amazónica.
“Sentir el peligro que representaban esas avionetas sobrevolando nuestra finca, nos hizo tomar la decisión de dejar todo atrás y de no volver a cultivar coca. Perdimos todo, pero vivimos tranquilos” manifiesta Martha sorprendida y agradecida con Dios por la oportunidad de volver a empezar.
Fue así como Luider y Martha decidieron dejar de ser cocaleros para convertirse en cacaoteros, propósito que lograron con el apoyo del programa Visión Amazonía.
“Al principio estuvimos muy preocupados, pero yo sé que Dios nos dio estas manos, y que nosotros las tenemos para trabajar. Fue así como tomamos la decisión de dejar de ser deforestadores y empezar a cultivar cacao acá en la Vereda La Esmeralda, en San Vicente del Caguán”, cuenta Martha mientras toma amorosamente la mano de su esposo.
El cambio fue grande. La pareja de campesinos pasó de tener una finca de 400 hectáreas que producía unas 1.000 arrobas diarias de hoja de coca, a poseer un pequeño terreno de 15 hectáreas, donde 7 están dedicadas al cultivo de cacao y 8 “son montaña”, es decir, bosques nativos, en pie, sin intervenciones sobre los que firmaron un acuerdo de conservación con el programa Visión Amazonía.
Sin embargo, y aunque a veces se pueden presentar algunas dificultades, ahora ellos tienen algo que es muchísimo más valioso y que no se puede comprar con dinero: la tranquilidad.
Además, al decidir voluntariamente vincularse al programa Visión Amazonía, aceptan conservar los bosques, proteger los ecosistemas y reciben asistencia técnica agropecuaria para hacer que sus cultivos de cacao sean más productivos y tengan un valor agregado en la comercialización del cacao.
“Es un reto muy grande este de cultivar cacao, pero el apoyo que nos está brindando Visión Amazonía nos da mucha moral. Nosotros en verdad seguimos muy motivados con todo esto. El compromiso que tenemos con el programa es bastante importante, pero la verdad también es un compromiso con nosotros mismos y con nuestras familias, cuidar el medio ambiente, y conservar el aire, el oxígeno y la montaña”, señala Luider.
Así, como familia unida, estos dos campesinos siguen trabajando esforzadamente, como muchos otros, para beneficio de sí mismos y de sus territorios, lo que les permite soñar con un mejor futuro para ellos y para la Amazonía. Como ellos mismos dicen, “la esperanza ahora mismo es muy grande”.
Conoce la historia completa aquí: https://bit.ly/2QFONbX