Noticia publicada por Visión Amazonía.
Bajo la sombra de la casa grande, o Maloca del Cabildo de Pueblos Indígenas Urbanos de Leticia -Capiul-, se llevó a cabo el encuentro de Mujeres Cuidadoras de la Amazonía -Trapecio Amazónico-, en el cual representantes hombres de diferentes pueblos indígenas resaltaron el papel histórico que ha cumplido la mujer en la conservación de su cultura, además de reconocer su proceso de empoderamiento para la protección del territorio y sus familias.
“Mujeres, ustedes son las dadoras de la vida y de la plenitud, de la existencia de una cultura y de un pueblo. Las mujeres son el principio de la vida, la educación, la salud y el bienestar. Por tanto, pido que se les siga teniendo en cuenta en proyectos como estos, para que sigan construyendo familia, hogar, medicina y cultura en nuestros pueblos indígenas”, comentó Henry Negedeka del pueblo Muinane, hijo de uno de los mayores fundadores del Cabildo TIWA.
En el encuentro, que duró tres días, las mujeres tomaron la palabra y reconocieron la confianza que han ganado hacia sí mismas y sobre todo, la visibilidad y el reconocimiento que les han otorgado en sus comunidades por ser las responsables directas de la ejecución de proyectos ambientales apoyados de forma técnica y financiera por la alianza Cuidadoras de la Amazonía, una convocatoria para empoderar a las mujeres indígenas en la protección de sus territorios y el mejoramiento de sus condiciones de vida.
Y es que pese a que milenariamente ellas han sido fundamentales en el avance de la región y de sus pueblos, por mucho tiempo no fueron tomadas en cuenta. Así lo expresó Tránsito Rodríguez, de la comunidad Xingú y líder de la organización MUTTEVI, “siempre eran proyectos de hombres y nosotras en nuestro fogón por allá alejadas, pero este fogón hoy en día se está iluminando. Yo creo que las mujeres tenemos que fortalecer la parte cultural, porque a muchos jóvenes les da vergüenza decir yo soy de tal pueblo o yo hablo mi lengua. Lo bonito es uno decir yo soy de la etnia muinane del clan piña, lo hablo, lo canto y lo bailo. Eso es lo que a uno lo identifica. Por eso nuestro proyecto se centra en conservar la lengua materna, las enseñanzas de la artesanía y también en las medicinas tradicionales que se fortalecieron con la pandemia”.
Este encuentro evidenció cómo las mujeres se han organizado para el manejo de los proyectos, distribuyendo tareas y responsabilidades a partir de las diversas capacidades que tienen, aprendiendo sobre formatos y reportes, que a pesar de lo complejo que fue al inicio, aprendieron a hacerlos y les demostró a ellas y sus comunidades que son capaces.
Además, les permitió posicionar los comités y secretarías de mujer dentro de la estructura de gobierno propio de sus territorios; y sobretodo, ganaron confianza y generaron propuestas para poder opinar y participar.
Uno de los proyectos del departamento del Amazonas es el del comité de mujeres del cabildo Tiwa, una comunidad indígena que vive a 20 minutos del casco urbano, en Leticia. Según Luz Amaida Martínez, a este lugar llegaron las familias de las áreas municipales aledañas, desplazadas por el conflicto armado en 1998.
El objetivo principal del proyecto que presentaron a la convocatoria Cuidadoras de la Amazonía consistió en construir una maloca para la transmisión del conocimiento ancestral e implementar viveros para plantar plantas medicinales.
Aunque las chagras, las mingas, las artesanías, los bailes, la medicina tradicional, y el cuidado de la familia, entre otras, son prácticas tradicionales que se han realizado por muchas generaciones, sin contar con apoyo financiero, estos proyectos fortalecieron saberes nuevos o ya presentes, pero a través de diferentes espacios, como lo son las capacidades organizativas, administrativas y participativas que hacen más visible ese rol de la mujer en sus comunidades y gobiernos propios.
Tal como lo comentó Alma Rocío Cheiva, integrante del pueblo miraña, quien habló sobre lo orgullosa que está del trabajo que están desarrollando las mujeres de su pueblo para conservar sus tradiciones y cultura.
“Es un honor saber que hay mujeres valiosas y es un honor tenerlas en nuestra maloca. Tenemos 13 años de vida, de lucha, de perseverancia porque todo lo que uno consigue en los procesos indígenas es de lucha y este ramillete de mujeres son emprendedoras, inteligentes, están abriendo el camino para su generación, para dejar ese legado de conocimiento y de sabiduría que nos han dejado nuestras madres. Por ejemplo, mi madre falleció hace poco y tenemos un jardín de plantas medicinales que ella dejó y ahora nos toca a nosotros cultivarlo”, concluyó.